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Vacunas y geopolítica

Vacunas y geopolítica

Notas

El COVID-19 exhibió sin maquillaje la diferencia exacta entre las naciones ricas y los países pobres: Estados Unidos, China, Rusia y la Unión Europea (UE) tienen vacunas, el resto del sistema global depende de su sistema de alianzas globales (Israel y México) o de su capacidad política para gestionar y obtener resultados: Chile y Uruguay tienen más dosis que la Argentina, y sus proveedores son más sistemáticos y confiables.

Alberto Fernández está sujeto a la voluntad política de Xi Jinping y Vladimir Putin. Y en cierta medida del fondo COVAX, que administra la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero aún no obtuvo una sola vacuna de Pfizer, Moderna, AstraZeneca o Johnson. Ni una.

El Presidente entendió rápido que se necesitaban las vacunas, y avanzó en múltiples negociaciones. Pero su gobierno fracasó al momento de cerrar las operaciones comerciales. No se trataba de comprar y adquirir. Se trataba de comprar y planificar la entrega.

Y ese error está en el escaso conocimiento que la Casa Rosada tiene de la agenda global. No hay inteligencia sobre el comercio exterior y la toma de decisiones en Washington, Moscú o Beijing.

Sin información robusta e interpretación rigurosa, no hubo un solo miembro del Gabinete  que adelantara al Presidente cómo se iba a comportar el mercado de las vacunas y cómo reaccionar al respecto.

Ahora ya es tarde. En 2021 será pura improvisación o los envíos que por arte de la geopolítica puedan ejecutar Rusia, China o los Estados Unidos.

Lo único que le queda a Balcarce 50 es subirse al nuevo ciclo de negociación para afrontar el 2022. Nadie lo informa con asiduidad: la vacuna se tiene que aplicar todos los años.