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Canciller menguante

Canciller menguante

Notas

Alberto Fernández no habla con Felipe Solá y las relaciones exteriores fueron fragmentadas en distintos funcionarios que reciben órdenes directas del Presidente. El canciller sólo atiende una agenda formal y aguarda el momento de una reunión con Alberto Fernández para saber si continúa en el Palacio San Martín o vacía los cajones y vuelve a la política doméstica.

El jefe de Estado está irritado con Sola por sus declaraciones públicas respecto a Joseph Biden, sucesor de Donald Trump en la Casa Blanca. El canciller mintió en un reportaje sobre Biden y después posteó un comunicado oficial «marcando» la cancha al Presidente de los Estados Unidos.

Esos dos actos institucionales, ejecutados sin consulta con Balcarce 50, puso a Solá al borde de la renuncia y transformó la política exterior en una tarea asociativa que se activa en Buenos Aires, Estados Unidos, China, Rusia y Brasil. El Presidente coordina, y el canciller aguarda una decisión política que se atrasa por una razón básica: aún resta decidir el candidato, que debe ser consensuado por CFK.

Si no hay consenso, o el cambio es leído como una avance más del kirchnerismo, Alberto Fernández mantendrá en el puesto a Sola.

Eso se llama Estado de Necesidad. Aceptar un mal menor para evitar uno mayor.