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La herencia opaca

La herencia opaca

Notas

Tenía un plan política que abarcaba desde 2003 a 2019: un mandato presidencial hasta el 2007, dos ciclos a cargo de Cristina Fernández, y después recuperar la banda presidencial hasta el 10 de diciembre de 2019. Néstor Kirchner pretendía un lugar en la historia de la Argentina y liderar un clan familiar que dejara una impronta en el poder real. Pero la muerte cruzó su sueño personal, y el 27 de octubre de 2010 todo se transformó en cenizas.

Kirchner dejó una trayectoria contradictoria, que mezcla reformas estructurales y la sombra de la corrupción pública. Terminó con la Corte Suprema de Carlos Menem, y abrió la ESMA para explicitar los crímenes de lesa humanidad ejecutados por la Dictadura Militar. Dos hechos que ya dejan huellas en la historia de la democracia moderna que inició Raúl Alfonsín desde 1983.

Pero su patrimonio personal y la fortuna familiar creció de manera exponencial y sin justificación posible. La corrupción pública opacó su sentido institucional ejercido desde la Casa Rosada. Kirchner siempre será la rebeldía en el poder y los millones propios sin evidencia contable.

Esa contradicción perpetua se transformó en una ruptura social que ahora condiciona al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Es una falla de origen que permanecerá intacta, pese al tiempo y al culto a la personalidad que se renovará cada 27 de octubre.