Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa aparecen como los candidatos presidenciales con más posibilidades de suceder a Alberto Fernández. Se trata de una elección atípica: hay una marcada desilusión con el sistema democrático, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria están al borde de la explosión y Milei es una propuesta que sorprende por su apoyo electoral y su eventual programa de gobierno.

Mientras tanto, el presidente y la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner se han escondido detrás del cortinado y la crisis económica, financiera y social amenaza con transformar a la Argentina en un escenario distópico. No hay manera de describir qué sucederá mañana si Massa no entra en el balotaje o Milei triunfa en primera vuelta.

En ambos casos, el gobierno exhibirá una debilidad cercana al vacío de poder y la transición hacia el 10 de diciembre será una experiencia política con final abierto. Alberto Fernández y CFK no hablan entre sí, y la continuidad de Masa como ministro de Economía se planteará como una incognita. Massa no es de renunciar a las responsabilidades institucionales, pero la realidad -muchísimas veces- fija reglas de juego al margen de la voluntad política de sus protagonistas.

Milei ocupará mañana el centro de la escena. Y su discurso tras conocerse los resultados electorales fijará la hoja de ruta de los próximas 49 días. Siete semanas que pueden marcar -para siempre- a la democracia de la Argentina.