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Letra muerta

Letra muerta

Notas

Cristina Fernández de Kirchner considera que hay una conspiración en su contra que se diseñó en la Corte Suprema e impregnó los tribunales más importantes de la justicia federal. Este dogma de fe fue explicitado por Oscar Parrilli cuando defendió un proyecto oficialista que establece nuevas normas de funcionamiento para el Consejo de la Magistratura.

CFK y sus aliados en la Cámara alta -más la adhesión política de Alberto Fernández- considera un error institucional dejar la Presidencia del Consejo de la Magistratura en manos de la Corte. La bancada oficialista de senadores apoyó esa perspectiva, y ahora aguardará en vano que Diputados dicte la sanción definitiva.

El proyecto es letra muerta.

Como la iniciativa oficialista sólo implica la respuesta de CFK a una acordada de la Corte estableciendo que Horacio Rosatti -actual titular- presida el Consejo de la Magistratura, la oposición no dará sus votos en el recinto de la Cámara Baja.

Fernández de Kirchner teme que el Consejo designe a jueces federales solo predispuestos a castigar sus presuntos actos de corrupción. Y por eso forzó la media sanción del proyecto del Consejo de la Magistratura que se envió desde Balcarce 50. Ese proyecto oficial excluye a la Corte de la composición del Consejo y evita que Rosatti se haga cargo como presidente.

CFK tiene un problema básico: confunde magistrados con evidencias. Los jueces condenan cuando hay pruebas en contrario, aunque ello implique esperar muchísimo tiempo.

Tarde o temprano, la pena siempre llega.