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La diplomacia va en línea recta

La diplomacia va en línea recta

Notas

Los Estados más poderosos del sistema internacional se mueven en línea recta: siempre protegen sus intereses geopolíticos y siempre tratan de anexar aliados que sirvan a este fin básico de sobrevivencia. Así funcionó con el Imperio Británico, la Alemania Nazi o Estados Unidos liderado por George Bush o Barack Obama.

Los Estados medianos -Argentina, por ejemplo- deberían ejecutar las mismas reglas en un sistema anárquico donde la básico es preservar la unidad política y garantizar ciertos márgenes de soberanía nacional. Si los grandes van en línea recta, es obvió que los medianos o los chicos deberían replicar esa misma estrategia diplomática.

En este contexto, no se entiende la agenda exterior de Alberto Fernández. Se muestra implacable con el Grupo Lima, cumple con éxito una misión humanitaria a pedido de Donald Trump, invita a su asunción a un ministro de Nicolás Maduro que tiene prohibida la entrada al país, concede asilo político a Evo Morales y prepara una negociación con el FMI apostando al respaldo de la Casa Blanca.

En geometría euclidiana, como en política exterior, la línea recta es una línea que se extiende en una misma dirección, tiene una sola dimensión y detenta un número infinito de puntos.

Cristina Fernández y Evo Morales socios políticos en América Latina

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