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Notas

La negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ingresó en la etapa de las relaciones geopolíticas. Joseph Biden decidió que apoyará a Alberto Fernández, pero a cambio exige que Argentina sea equidistante de China. Xi Jinping pretende usar el gobierno del Frente de Todos para escalar en América Latina, y el presidente de los Estados Unidos ya anunció que rechaza ese movimiento diseñado en Beijing.

La presión de la Casa Blanca se ejerce por canales diplomáticos y a través de la opinión crítica que tiene Yanet Yellen, secretaria del Tesoro, respecto al programa económico que presentó Martín Guzmán al staff del FMI. Yellen considera que las metas presentadas por el ministro de Economía no son consistentes, y ese juicio de valor ralentizó las negociaciones que se hacen entre Buenos Aires y Washington.

Mauricio Macri dejó una deuda con el Fondo de 44.000 millones de dólares, y el Banco Central ni siquiera está en condiciones de afrontar el vencimiento de marzo: casi 3.000 millones de dólares. Si Biden no abre la mano, y no hay refinanciación acordada con el FMI, habrá default soberano.

Alberto Fernández tiene previsto llegar a Beijing a principios de febrero, adonde Xi lo espera para firmar la iniciativa Ruta de la Seda. Biden considera que esa iniciativa es la cabecera de playa de China para la región.

Es poco probable que en febrero haya concluido la negociación con el FMI.