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Nuestro hombre en Moscú

Nuestro hombre en Moscú

Notas

Rex Tillerson, ceo de Exxon Mobil y muy amigo de Vladimir Putin, fue designado secretario de Estado por Donald Trump. Tillerson no tiene experiencia diplomática formal, pero ha recorrido el planeta haciendo lobby y excelentes negocios para Exxon Mobil, un gigante petrolero que funciona como un estado y se resiste a reconocer las consecuencias sociales y económicas del Cambio Climático. Steve Coll, un periodista con dos premios Pulitzer y dos libros publicados sobre Osama Bin Laden y la CIA, aseguró que investigar el funcionamiento de Exxon Mobil fue la tarea más difícil que emprendió en su vida profesional.

Tillerson nunca creyó en las consecuencias del Cambio Climático, pero cuando su consejo de geólogos informó que la capa de hielo había cedido en el Ártico, emprendió una negociación con Putin que desembocó en un acuerdo multimillonario de Exxon con Rosneft, una compañía petrolera rusa con llegada directa al Kremlin. En 2013, tras ese histórico pacto comercial, Putin entregó a Tillerson la Orden de la Amistad, una condecoración que fue creada en los tiempos de esplendor de la Unión Soviética.

“Ha tenido más tiempo de interacción con Vladímir Putin que probablemente ningún otro americano con excepción de Henry Kissinger”, reveló John Hamre, Director general del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), al diario Wall Street Journal. El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales es un think tank muy prestigioso en Washington y con fuertes conexiones en la industria petrolera.

Robert Gates y Condoleezza Rice, dos figuras de peso en el establishment republicano, recomendaron a Trump que nombre a Tillerson. Ambos trabajan como consultores para ExxonMobil, y ocuparon puestos claves en el gabinete de George Bush (jr) y Barack Obama. Cuando asumió Mauricio Macri, Tillerson quiso conocerlo y viajó especialmente a Buenos Aires para un encuentro formal en la Casa Rosada. En la reunión se habló de la inversión de Exxon en Vaca Muerta, un emprendimiento que se trabó por la caída constante del precio del barril de petróleo.

Tillerson, Macri y el ministro de Energía, Juan José Aranguren.
Tillerson, Macri y el ministro de Energía, Juan José Aranguren.

Ahora Macri tiene una ventaja táctica consolidada para fijar agenda bilateral con Estados Unidos: conoce desde hace años a Trump, y no es necesario que le presenten al futuro secretario de Estado, si logra salir airoso de las audiencias del Senado de los Estados Unidos, donde hay mucha prevención respecto a sus relaciones con Putin y Rusia. Tillerson elogió a Macri cuando concluyó su audiencia en Balcarce 50. Habrá que esperar para saber si ese elogio servirá en la administración Trump, un enigma político que tiene al mundo agitado y a la defensiva.