El poder se ejerce, y ello implica comerse a los aliados, si no aceptan el liderazgo. Javier Milei ejecutó esa regla básica de la política, y marcha hacia los comicios del 18 de mayo con el objetivo de vencer al peronismo y tragarse los restos del PRO en la Capital Federal.
Macri aplicó la misma norma durante su gobierno. Pero no lo hizo hacia afuera, adonde ignoró a la UCR y coqueteó con Elisa Carrió. En sus últimos meses de mandato presidencial, cocinó las ambiciones de poder de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, que eran sus discípulos e intuían el regreso de Cristina Fernández de Kirchner.
Ahora, Rodríguez Larreta se fue, Patricia Bullrich juega al lado de Milei, y Vidal ha perdido su chispa. Macri, este domingo, sufrirá una derrota histórica. Y quedará cerca del retiro, como sucede con CFK.
Milei apostó a la ruptura. Y se quedará con los votos del PRO en la Capital Federal, un pésimo resultado para Jorge Macri, que es el jefe de gobierno porteño.
Corsi y ricorsi.