Victoria Villarruel ya cumplió su parte para convalidar el rito político que se inició con Victor Martínez y continuó con Eduardo Duhalde, Carlos «Chacho» Alvarez, Julio Cobos y Cristina Fernández de Kirchner: los vicepresidentes aspiran a tener su propio lugar en la historia argentina.

Y como sucedió en todos los casos, con Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, CFK y Alberto Fernández, hubo al final una crisis de poder. Martínez fue excluido de Olivos para siempre; Duhalde se refugió en la Provincia de Buenos Aires; Alvarez renunció y fue olvido; Cobos marchó al exilio, y Cristina ahora está presa por corrupta.

Villarruel constituye una incógnita: es tan ambiciosa como cualquier vicepresidente de la Argentina, y cree que está predestinada a ocupar la Casa Rosada.

Pero enfrente tiene a Javier Milei, que tiene códigos diferentes que sus antecesores en Balcarce 50. Alfonsín, Menem, De la Rua, CFK y Alberto Fernández llamaron traidor a su compañero de fórmula.

Pero nunca lo hicieron en público, a plena luz del día.

Un detalle que implica una crisis con evolución acelerada: cuando falta muchísimo tiempo para que concluya el mandato de la fórmula Milei-Villarruel