Tras una sigilosa operación política, Javier Milei desplazó a Rodrigo Valdés de la mesa de negociación entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Valdés es el director del Hemisferio Occidental del FMI y tiene una visión crítica del programa de ajuste del Gobierno. Milei presionó en Washington para forzar el desplazamiento del prestigioso director del FMI, y en dos meses logró su cometido.
Kristalina Georgieva intentó preservar a Valdés en la mesa de negociación, pero la Secretaria del Tesoro jugó a favor de Balcarce 50, en una señal directa de respaldo a Milei que comparte todos los intereses geopolíticos de la administración Biden. El presidente cuestiona a Nicolás Maduro, Vladimir Putin y a Hamas, tres crisis globales que preocupan todos los días a la Casa Blanca.
En este contexto, la negociación entre la Argentina y el FMI se desplegará en mejores condiciones rumbo al nuevo programa que iniciaría en 2025. Luis Caputo pretende un desembolso extra de 10.000 millones de dólares para fortalecer las reservas y abrir el cepo, un objetivo estructural que era rechazado -una y otra vez- por Valdés y su propio staff técnico.
Sin embargo, el proceso no será sencillo. Georgieva tampoco está de acuerdo en desembolsar 10.000 millones de dólares a favor de la Argentina, y todo se puede empantanar hasta las elecciones del 5 de noviembre. Ese día se sabrá si ganó Kamala Harris o Donald Trump.
Milei apuesta por Trump, que concedió a Mauricio Macri un préstamo del FMI por 53.000 millones de dólares. Un suma extraordinaria que Argentina pagará durante décadas y que antecedió la victoria de Alberto Fernández junto a CFK.