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Discurso único

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Notas

Mauricio Macri enfatizó frente a productores agropecuarios que su único plan de gobierno consiste en bajar el déficit fiscal a cero. Y para lograr ese objetivo depositó su escaso capital político en manos del Fondo Monetario Internacional (FMI), un organismo multilateral que ha demostrado su miopía al momento de balancear su programa burocrático con la estabilidad de los gobiernos democráticos. Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa –al margen de sus errores políticos– sufrieron la presión del FMI y entregaron la Casa Rosada antes de tiempo.

Déficit cero implica un brutal recorte de partidas presupuestarias, en un contexto de retracción económica que se extenderá hasta los primeros meses de 2020, si aciertan los pronósticos del Palacio de Hacienda, las consultoras privadas y la banca de inversión que opera desde Wall Street. Macri recurrió al Fondo Monetario Internacional para recuperar la confianza de los mercados, y los mercados ya asumen que la economía nacional empezará a crecer en 2020. Entonces, Wall Street sólo jugará al pedal financiero, porque la inversión productiva llegará –si llega– a partir de 2020.

Los mercados ya desembarcaron en 2016 y concretaron formidables negocios financieros. Es cierto que hubo importante inversión productiva, pero las condiciones geopolíticas del exterior y los errores domésticos causaron una hecatombe que demolió la credibilidad del gobierno. Macri pretende recuperar esa confianza y el costo de esa aspiración política ha puesto en jaque su propia reelección. El ajuste multiplica la crisis y afecta su base electoral –la clase media–, que está defraudada y ya comprendió que pagará casi todos los errores del Presidente.

Pese a la evidencia técnica que demuestra que los principales índices son catastróficos –desempleo, inflación, pobreza, riesgo país, tipo de cambio, crecimiento y balanza comercial–, Macri insiste en acordar con el FMI y reducir a cero el déficit fiscal. No hay una sola experiencia de gobierno que pruebe que la economía de un país se recuperó con un plan de ajuste ejecutado en un escenario de recesión. El Presidente es respaldo por todas las potencias mundiales y ese apoyo se observa en la predisposición política del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, el riesgo país no baja y el dólar –con ciertas oscilaciones– sube inexorablemente.

Macri considera que su plan económico resultará. Y que la pendiente será superada a principios de 2019. Se trata de un gesto de voluntad, que no tiene apoyo teórico o empírico. El Presidente está optimista y apuesta a su reelección, una posibilidad que depende del acuerdo con el FMI, la inflación y el valor del dólar. Todas variables de poder que Macri no maneja a voluntad.