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Empantanados

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Notas

La negociación entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) está en un pantano como consecuencia de las diferencias macroeconómicas que exhiben Sergio Massa y Kristalina Georgieva. El ministro de Economía pretende la revisión del programa sin ajuste, mientras que la directora gerente del Fondo exige un «recalibramiento» de las metas que impactaría sobre el humor social a un mes de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

Massa asumió que el respaldo de Joseph Biden a la administración de Alberto Fernández actuaría como una cuña ante la posición del staff del FMI y ciertos directores de país europeos que ya están hartos de las demoras e incumplimientos históricos de la Argentina, pero con el correr de los días quedó en evidencia que Georgieva tiene suficiente poder interno para enfrentar los movimientos geopolíticos del ministro de Economía.

En este contexto, el viaje de la comisión técnica del Palacio de Hacienda se demorará en el tiempo y la posibilidad de acceder a un adelanto de los desembolsos -junio, septiembre y diciembre- es una alternativa financiera que aún se negocia entre Buenos Aires y Washington. Massa pidió 10.600 millones de dólares de adelanto, una suma extraordinaria que Georgieva y el board del FMI se resisten a desembolsar.

El 31 de julio, Argentina tiene que cumplir con pagos por 3.000 millones de dólares. Y esos partidas no están en el Banco Central. El tiempo corre contra la gestión de Massa y la negociación está en una etapa de incertidumbre, pese al conocido optimismo del jefe del Palacio de Hacienda.

El primero de agosto, los burócratas del FMI inician sus vacaciones de verano. Una ceremonia que se cumple sin interrupciones desde 1948.