James B. Comey, director del FBI, se transformó en un inesperado protagonista de la campaña presidencial que enfrenta a Hillary Clinton con Donald Trump. Comey envió al Congreso un carta anunciando que nueva evidencia había sido descubierta respecto a los mails que Clinton envió como secretaria de Estado a través de una cuenta de correo privada. La legislación de Estados Unidos prohíbe que los funcionarios públicos tengan una cuenta personal de email. Hillary ya pidió disculpas por el presunto error administrativo, pero ahora se abrió un nuevo frente político por la movida que, a pocos días de los comicios, ejecutó el director Comey.
la carta de Comey refiere a los mails enviados por Anthony Weiner, el exmarido de Huma Abedin, la principal asesora de Clinton. Weiner trabajaba también con la candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, pero fue cesado en el cargo cuando se descubrió que enviaba textos y fotos de contenido sexual a mujeres de distintas edades. Weiner se separó de Abedin, y Clinton pagó en los medios y en las encuestas el costo del marido infiel de su principal consejera y amiga personal.
La Casa Blanca se enteró un día antes que Comey iba a remitir la información sobre Weiner al Congreso, e inició una sutil presión para lograr que el director del FBI postergara su presentación hasta después de los comicios presidenciales. Pero Comey esquivó la sugerencias del Departamento de Justicia y el viernes pasado -en una movida sorpresiva– informó al Capitolio que los mails Weiner llevaban directamente a Hillary Clinton.
Donald Trump, fiel a su personalidad sin límites, aseguró que los mails de Weiner/Clinton implicaban un caso más importante que el Watergate, la investigación periodística que provocó la caída del presidente Richard Nixon. La candidata demócrata exigió al FBI que revelará la información que estaba investigando, en una clásica movida de control de daños. Mientras Trump aparece como un sexópata y evasor fiscal, Clinton está asociada a maniobras oscuras vinculadas al poder real de los Estados Unidos. Precisamente, la información del FBI apuntala los índices de imagen pública negativa que tiene Hillary.
A pocos días de los comicios, Clinton continúa arriba en las encuestas. Sin embargo, en Washington aseguran que será un largo y complejo escrutinio. Trump no se da por vencido y representa a un electorado que está harto del establishment americano y de la política económica que imprimió Barack Obama a su administración. Hay un choque de culturas, y está de crisis de identidad no se saldará con el resultado de las elecciones presidenciales.
Clinton y Trump son los emergentes de una época que no tiene antecedentes en las historia de los Estados Unidos.
