Elisa Carrió acusó a Mauricio Macri de intervenir en la AFIP para proteger a su padre Franco y a su primo Calcaterra de la investigación de los cuadernos que tramita Claudio Bonadio, un juez federal que crió Carlos Corach y tiene una profunda amistad con Miguel Ángel Pichetto, un senador nacional justicialista que sueña con ocupar la Casa Rosada. La AFIP explicó a Carrió que no hubo intervención política de Macri, pero ella siguió avanzando contra el Presidente y dio su ultimátum: si Macri no acepta su posición mediática, caerá tarde o temprano.
La historia personal de Carrió está plagada de divorcios políticos. Se enfrentó con Cristina Fernández, Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa y Pino Solanas, por citar sus fracturas de poder más expuestas. La líder de la Coalición Cívica se maneja con una perspectiva particular y sus actos políticos responden a una lógica interna que es difícil de entender. Carrió protegió por omisión al juez federal Daniel Rafecas –que se negó a investigar la denuncia de Alberto Nisman– , es aliada táctica del abogado Pepín Simón –que sugirió nombrar por decreto a dos jueces de la Corte Suprema–, y conspiró en el Palacio de Tribunales para destronar a Ricardo Lorenzetti, acusado de corrupto por la diputada aliada de Macri.
Estos movimientos en las sombras prueban que Carrió no es una militante anti sistema que puja por sus propios espacios de poder. Al contrario, la fundadora de Cambiemos siempre tiene agenda propia y se maneja con la lógica del escorpión viajando en la espalda del sapito. Carrió aún no blanqueó que pretende de Macri, pero es obvio que su reclamo es casi infinito. Es la primera que roza al Presidente con un caso de corrupción y ahora prepara su segunda estocada para cerrar su estrategia de acumulación política.
Macri ya conversó con Carrió para rechazar su hipótesis de conflicto (usar a la AFIP para proteger a sus familiares cercanos), y la invitó a tomar un café. La jefa de la Coalición Cívica aceptó la invitación y llegará al encuentro exigiendo una revisión de las medidas tomadas por AFIP. Macri no irá para atrás y Carrió deberá elegir: acepta la decisión presidencial o rompe su participación en Cambiemos.
Carrió duda.
Cristina sonríe.