Blog posts

Sucedió en Nicaragua

Sucedió en Nicaragua

Notas

Alberto Fernández hizo un giro en su política exterior durante la última asamblea general de la OEA: condenó las elecciones en Nicaragua, votó a favor de un proyecto de resolución empujado por Estados Unidos y se alejó de la mirada bipolar que Cristina Fernández de Kirchner tiene sobre el sistema internacional.

El jefe de Estado utilizaba una versión peculiar sobre el principio de no injerencia en los asuntos internos de un país, y con ello beneficiaba a Daniel Ortega, que obtuvo su reelección presidencial en comicios opacos y con los candidatos de la oposición presos y silenciados.

El giro diplomático de Alberto Fernández permitirá una sanción contra el régimen populista de Ortega -se define el próximo 30 de noviembre-, y abrió una nueva etapa de las relaciones exteriores de la Argentina con Estados Unidos y sus socios del Mercosur.

La Casa Rosada enfrentaba la agenda geopolítica de Brasil, Uruguay y Paraguay -con peligro de implosión del Mercosur- y daba señales contradictorias a la administración de Joseph Biden, que es una pieza clave al momento de cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ahora, con la condena explícita a Nicaragua, el Gobierno se colocó en otro lugar. Alejado de Venezuela, Cuba, China y Rusia. Falta la reacción de CFK, que aún sueña con serpientes.