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Tocado

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Notas

Conocí a Baltasar Garzón cuando era juez en Madrid. Investigaba a Carlos Menem y su entorno por una operación de lavado de dinero que conectaba España, Estados Unidos y la Argentina. Tomamos un café a la vuelta de su juzgado, adónde era tratado por los mozos como una estrella de rock y estaba protegido por la policía como un jefe de Estado. La cabeza de Garzón tenía precio por sus magistrales investigaciones sobre narcos, grupos de tareas, violaciones a los derechos humanos, mafia, corrupción financiera y atentados terroristas. En ese época, principios de los ´90, era el magistrado más importante de Europa. Y el más prestigioso.

A Buenos Aires -vía fax- me había llegado una confesión que ponía al gobierno de Menem como auspiciante de una banda internacional de narcolavadores. Menem negaba los hechos, su familia negaba los hechos, sus ministros negaban los hechos. Sólo tenía un puñado de fojas en papel de fax que desmentía al Presidente de la Nación, a su entorno y a sus socios. Menem también tenía una copia de las fojas, y juraba que era inocente.

–¿Se puede confiar en la confesión del arrepentido?–. le pregunté a Garzón.

–Sí. Se trata de confirmar sus dichos con la información que está en la causa. Es un trabajo minucioso y delicado–, me contestó, didáctico.

–Pero fue parte, estaba involucrado–repliqué.

–La gente honesta no tiene información. Hay que escuchar, cotejar y luego condenar. Un arrepentido que quiere colaborar, es fundamental para casos complejos. Te permite entender la trama verdadera del caso, más allá de los documentos y las pericias.

Leonardo Fariña demuestra que Garzón no estaba equivocado. Su confesión hundió a Lázaro Báez y acercó a Cristina a su segunda declaración indagatoria. Sin Fariña, el juez Sebastián Casanello aún estaría haciendo jueguito en Comodoro Py.

Ahora apareció Mabel Balconte, un diputada provincial jujeña que pertenecía a Tupac Amaru, una organización social que lideraba Milagro Sala. Balconte está imputada por la justicia provincial en la misma causa que Sala, aún detenida por asociación ilícita, fraude a la administración pública y corrupción. La diputada provincial, que actuaba codo a codo con Sala, aseguró que Máximo Kirchner recibía en Olivos valijas repletas de dinero que provenían de fondos del estado que debían usarse para obras públicas.

«Eran entre 12 y 15 compañeros que llegaban al edificio que alquilaba Milagro en el centro, cada uno con una valija. Contaban el dinero y de ahí directamente se llevaba en avión o en vehículo hasta la quinta de Olivos», aseguró Balconte.

Máximo Kirchner desmintió la información de Balconte. «Creo que cuando Cristina en Comodoro Py pregunta por qué está presa Milagro Sala, la respuesta llega siete días después», contestó el diputado durante una nota que le hicieron en radio Del Plata.

La causa está en manos del juez Gastón Mercau, que tiene previsto citar a declarar a Sala, Máximo, Julio de Vido, el diputado «Cuervo» Larroque y a los militantes que supuestamente llevaban las valijas antes de volar a Buenos Aires.

«Dije basta. Con Milagros presa estoy un poco más tranquila. Confío en la justicia y me siento segura de haber salido a denunciar», confió Balconte, que es protegida por la policía provincial.

Si el juez Mercau no cambia de opinión, Máximo deberá viajar a Jujuy para demostrar que es inocente. Un ejercicio que repetirá en la causa que complica a su socio Báez, acusado como Sala de haberse apropiado de millones de pesos que luego entregó a la exfamilia presidencial.