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Notas

Durante un almuerzo en Olivos, Cristina Fernández cuestionó a Alberto Fernández su relación política con Horacio Rodríguez Larreta. «Es como Macri, pero trabaja», dijo la Vicepresidente.

Desde ese momento, la Casa Rosada y el Congreso se transformaron en un ariete de CFK para erosionar la imagen política del jefe de Gobierno de porteño, que construye poder con la obra pública y la gestión institucional de la Ciudad de Buenos Aires.

La jugada de Cristina es inteligente: Rodríguez Larreta no tiene causas abiertas, ni sale en las revistas del corazón. Su objetivo político es llegar a Balcarce 50 demostrando que es posible gestionar sin sobreprecios o cuadernos. Y para que ello ocurra, la Ciudad debe percibir las partidas presupuestarias que fueron asignadas en épocas de Mauricio Macri como Presidente.

La Vicepresidente -avalada por Alberto Fernández- avanzó sobre las partidas porteñas y a través de dos decretos -que ya tienen forma de ley- se recortaron en millones de dólares los ingresos públicos que Rodríguez Larreta tenía en cuenta para 2020 y los próximos años.

CFK  asume que el jefe de Gobierno porteño puede ser candidato a Presidente en 2023 y que es mejor iniciar su acoso político antes de permitir su crecimiento electoral en todo el país. Rodríguez Larreta ya sabe que van por él. Y prometió en Juntos por el Cambio que dará batalla. Es lo que siempre pasa cuando se disputa el poder: comes o te comen.